“He sentido que Dios me llama a una unión cada vez más profunda con Él”
La hermana John Paul de nacionalidad norteamericana, en el año 2024 hizo la profesión de sus votos perpetuos y sintió aún más fuerte su lazo con Dios y la Congregación religiosa, que se encuentra presente en la comuna de San Bernardo desde el año 1907 hasta nuestros días.
¿Cómo surgió en usted la inquietud o llamada a la vida religiosa?
Cuando tenía 17 años fui a la Jornada Mundial de la Juventud y fui testigo de cómo miles de jóvenes vivían su fe. Vi a jóvenes religiosas alegres y, aunque yo no estaba discerniendo la vida religiosa en ese momento, Dios plantó una semilla. Volví a casa con el deseo de vivir más mi fe. Cuando empecé a ir a misa todos los días, me hice amiga de la única otra joven que iba a misa a las 6:30. Ella estaba discerniendo su vocación a la vida religiosa y con ella empecé a pensar en eso para mí. Nunca me sentí presionada a ser hermana, pero a menudo en mis tiempos de oración sentía la emoción de soñar con volverme una. Durante cinco años discerní y visité diferentes comunidades. El signo claro para mí era cuando estaba con las Hermanas de visita, tenía una experiencia de paz y alegría incluso en las tareas ordinarias. Estos frutos del Espíritu Santo me dieron el valor de dar el primer paso para pedir entrar en la Congregación.
Hermana, ¿Cómo conoció y fue su acercamiento a la congregación? ¿Cuál es el carisma de la congregación?
Conocí a la congregación cuando el director de vocaciones de la diócesis invitó a las hermanas a comer en mi colegio con algunas alumnas. Era la primera vez que conocía a las Hermanas de la Caridad Cristiana. Nos dejaron hacer todo tipo de preguntas y aprendí que eran personas realmente normales. Seguí visitando a las Hermanas en la Casa Madre durante todos los años que estudié en la Universidad. Cada vez que iba a la Casa Madre de Mendham me daba cuenta de que las Hermanas eran muy alegres y muy humanas. Cuando conocí el estilo de vida eucarístico que es esencial en la vida de una Hermana de la Caridad Cristiana, pude sentir ese susurro silencioso del Espíritu Santo de que ésta era también mi vocación.
El Carisma de las Hermanas de la Caridad Cristiana es el carisma de Madre Paulina, es «Unión con Dios en la caridad de modo que, totalmente entregada a Él y buscando sólo su Voluntad, mediante una vida plena del Misterio de Cristo, ella entrega la caridad de Cristo a todos en un servicio alegre y cordial». En todas las obras de las Hermanas en el mundo, el centro es la entrega del amor de Cristo en un servicio alegre y de todo corazón.
¿Cómo fue el apoyo de su familia al ingresar a la vida religiosa? ¿Qué pensaron ellos?
Crecí en una típica familia americana que practicaba la fe. Todos me apoyaron en mi decisión de ingresar a la vida religiosa. Algunos eran un poco escépticos sobre cómo sería mi vida diaria, pero en cuanto vieron que era feliz y estaba segura, también se tranquilizaron. Estoy muy agradecida a mi familia por su apoyo constante y sus sacrificios.
¿Cómo ha sido este camino vocacional, desde su ingreso a la Congregación hasta hoy en día?
Al principio, cuando discernía mi vocación, sólo discernía que el siguiente paso era pedir entrar. Luego, en cada uno de los siguientes pasos en la vida de una religiosa, se me dio la gracia de saber que ese era el siguiente paso correcto. En los 11 años desde que entré en 2015 hasta que hice mis votos perpetuos en 2024, mi sentido de pertenencia a la Congregación se ha profundizado. A medida que continúo estudiando y orando con la vida de la Beata Madre Paulina, siento que su espíritu es muy relevante para nuestra vida religiosa en el presente. A lo largo de cada una de las etapas: postulantado, noviciado, votos temporales, terciado, y ahora en votos perpetuos, he sentido que Dios me llama a una unión cada vez más profunda con Él. Soy humana y a veces no siempre escucho Su llamada, pero en Su gran misericordia, Él permanece fiel. Siento una profunda alegría al cumplir mi llamada vocacional.
¿Cómo ha sido su experiencia en Latinoamérica, los países de Chile y Argentina?
Una de las mayores gracias de ser religiosa en mi comunidad es que en cualquier parte del mundo donde estén las Hermanas de la Caridad Cristiana, ese convento es mi hogar. Cuando estoy con mis Hermanas de otras culturas en diferentes países, siento que estamos profundamente conectadas, porque realmente lo estamos, todas somos hijas de la Madre Paulina. Esto hace que estar lejos de mi familia, de mi cultura, de mi lengua sea mucho más fácil. Además, mi experiencia con la gente de Argentina y Chile ha sido muy agradable y acogedora. He disfrutado aprendiendo el idioma, probando nuevas comidas y experimentando la vida aquí en el hemisferio sur.
¿Qué mensaje de fe y de vocación a la vida religiosa le puede enviar a los jóvenes?
El mensaje que me gustaría dejarles es el consejo de mi patrón, San Juan Pablo II, que dijo a los jóvenes: “En realidad, es a Jesús a quien buscáis cuando soñáis la felicidad; es Él quien os espera cuando no os satisface nada de lo que encontráis; es Él la belleza que tanto os atrae; es Él quien os provoca con esa sed de radicalidad que no os permite dejaros llevar del conformismo;
es Él quien os empuja a dejar las máscaras que falsean la vida; es Él quien os lee en el corazón las decisiones más auténticas que otros querrían sofocar.
No tengáis miedo de entregaros a Él.
Él os guiará, os dará la fuerza para seguirlo todos los días y en cada situación.”